
Nuestras palabras tienen un gran poder, nos ayudan a crear nuestra realidad, pero es importante ser cuidadosos en el uso de cada una de ellas, como diría el tío Ben a Peter Parker “un gran poder con lleva una gran responsabilidad”, y esa gran responsabilidad es ser consciente del poder que tiene cada una de las palabras que salen de nuestra boca.
Cuidas tus palabras
Porque digo que nuestras palabras tienen un gran poder, lo demostrar con una fábula: extraída del libro “La brújula interior”.
El herrero del pueblo contrató a un aprendiz dispuesto a trabajar duro por poco dinero. El muchacho era joven, alto y muy fuerte, aunque un poco despistado. Era obediente y hacía las tareas que le encomendaban, pero se equivocaba a menudo y tenía que repetirlas porque prestaba muy poca atención a las instrucciones que el herrero le daba.
Al herrero esto le molestaba un poco, pero pensaba: «Lo que yo quiero, no es que me escuche cuando le doy una explicación, sino que acabe haciendo el trabajo y que me cueste muy poco dinero».
Un día el herrero dijo al muchacho: «Cuando yo saque la pieza del fuego la pondré sobre el yunque, y cuando te haga la señal con la cabeza, golpéala con todas tus fuerzas con el martillo».
El muchacho se limitó a hacer exactamente lo que había entendido, lo que creía que el herrero le había dicho. Y ese día el pueblo se quedó sin herrero, muerto por accidente a causa de un espectacular martillazo en la cabeza…
Alex Rovira

He ahí el ejemplo, del porque tenemos que ser consciente de las palabras que empleamos al comunicarnos con los demás y por su puesto con nosotros mismos, si no las empleamos de forma correcta podemos morir como el herrero, morir en sueños, en oportunidades, en deseos no cumplidos.
Palabras de gran impacto
Tenemos un ejemplo claro de destrucción, Adolfo Hitler, que con el dominio de la palabra logro poner a sus pies a una nación y a todo Europa, dentro de sus discursos había palabras de superioridad, odio, rencor, lucha, guerra. Debido a esas palabras hubo más 20 millones de judíos muertos a manos de los alemanes nazis.
Por otro lado, también las palabras pueden construir, a través de frases de amor, paz y benevolencia, en este caso hablo de Mahatma Gandhi, un hombre, que mientras Hitler buscaba dominar el mundo, él buscaba la libertad de su país, la India, a través de la resistencia pacífica. Con sus discursos logro que miles de personas se resistieran a ir la segunda guerra mundial, ponerse en huelga para lograr que Inglaterra, le diará la libertad a su país.
Finalmente, el destino de estos dos personajes tiene su origen en las palabras, resumiéndolo en la siguiente frase de William James.
Siembra una idea y cosecharás un deseo;
Willian James
Siembra un deseo y cosecharás una acción;
Siembra una acción y cosecharás un hábito;
Siembra un hábito y cosecharás un carácter;
Siembra un carácter y cosecharás un destino.
Monitorea tus emociones
Es complicado monitorear la cantidad de pensamientos y palabras que hay en nuestra mente, pues son cientos los que tenemos diariamente, pero hay un camino; percibir nuestro estado de ánimo. Si nos sentimos tristes, desanimados, enojados, es porque nuestras palabras y pensamientos van en esa dirección y por el contrario, si nos sentimos alegres, llenos de tranquilidad y paz, es porque hemos usado palabras de alta frecuencia.
Para terminar, te invito a ser consciente de cada una de tus palabras a través de la siguiente historia de los indios nativos de América del Norte, que dice así:
Un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla
que ocurre en el interior de las personas.Él dijo, “Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros”.
“Uno es Malvado – Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.
“El otro es Bueno – Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad,
benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo:
“¿Qué lobo gana?”
El viejo Cherokee respondió: “Aquél al que tú alimentes.”

Alimentemos nuestra mente, nuestro espíritu, con las palabras que nos hagan más felices.
Ya lo dijo Jesus, no solo de pan vive el hombre, si no también de las palabras que nacen de la boca de Dios.
Si deseas hacer uso del poder de las palabras, podrías empezar por crear tus objetivos con el siguiente blog:
Cómo establecer tus objetivos personales